30.10.08

Una fuente me cubrió la vista justo al pasar junto a tí; el camión paró y tu te alejabas por aquella calle empedrada.

No puedo culpar a nadie, supongo que tendría que empezar con el sol. Sí, esta mañana hice todo muy lentamente, me parecía que el sol brillaba más que nunca y quedé fascinada dejando que acariciara mi piel.

El sol hizo su parte, pero hubo muchos detalles que retardaron mi llegada. Encontré un papel en la banqueta
"No encuentro en mí la vida, no encuentro en mí la muerte. Quizá nada halla en mí, quizá me pierda en un universo entero".

Me recordó la inmensidad de Angkor Wat.

Ya te veré, mientras la inmensidad nos abarque, ya te veré.

28.10.08

La letra nueva

Una noche de otoño, entre la "e" y la "c" encontré una letra nueva.
No se parecía a la que ya conocía en ese espacio (d); su sonido se canta suavemente al oído y su forma es como alguna calle de Alicante.

27.10.08

...donde abunda el zacate.

Hace unos días, entre danzas de mezcal, piedras y tambora, mi sombra se paseaba en aquel lugar de tonos rojos de nombre Zacatecas.

En El Edén, mina que cubrió de oro a la corona de España, tuve un mar de ideas en la cabeza. Un mundo de riquezas, oscuro, sofocante; un mundo ajeno a mi entendimiento donde la condición humana pendía de la fragilidad de un tronco, de un costal en la espalda, de una mina inundada...

Subiendo a La Bufa, el cerro, extrañé a Eric. Hermosos colores que ví.

Y en un instante viví ahí una batalla, fotos de 1914 inundaron mi momento. El tren, carbón, un rifle, la sangre de un hombre.
Juana Gallo vive ahí.

Y el bastón de Juana Gallo ha quedado atado a la mítica cantina de "Las Quince Letras", lugar donde una tradición se ha creado; en sus paredes cunden los dibujos, los callejones, las letras, colores... Y ahí, una noche, saboreando mezcal Huitzila e inundando mi cuerpo de canciones del folklor mexicano, me perdí.

5.10.08


"No tengo nada,
¡salvo esta quietud,
esta frescura!"