21.9.14

not@s sobre Poesía


Hace poco, en Stromboli, una persona usó la frase "es una poesía" para referirse al primer bocado que le dio a su pasta. No pude más que mirarla y sonreír. Decidí en ese instante que "poesía" es una palabra que me gusta y me gusta oírla inesperadamente.

Llamar poesía a lo que yo creo puede ser un instante inesperado que de algún modo te da cierta belleza, me pareció justo. Aunque he de decir que nunca había visualizado un plato de pasta como un verso, y menos como uno  cabal,  profundo, cierto. Posiblemente ese plato de pasta sí lo era.

Recordé que cuando leo una poesía hay palabras "especiales" que me generan una sensación placentera al oírlas  en un espacio donde no las espero, donde no las veo venir; por ejemplo:  llave,  baluarte, candela, azul, infinito, búho... 
No sé de dónde provenga ese placer; pero es diferente al de leer la poesía entera y sentirme saciada con la mezcla entera  y exquisita de sonidos.
Y ¿qué decir de las onomatopeyas bien utilizadas?, esas, las amo; he de confesar que me resultan orgásmicas.

Vienen a mi mente algunas poesías que me han marcado como: "Algo sobre la muerte del mayor Sabines", no puedo decir que la experiencia de escribir sobre la muerte resultase gratificante, no lo sé, lo tendría que decir aquél que lo ha hecho; pero puedo decir que al final de leer este poema, sin interrupciones, tuve una impresión gratificante; había una armonía ajena al dolor, era el retoño del ciclo de la vida;  "Arte poética", "Soy" y  "La Suma" (los tres de Borges); esta última todavía me puede generar horas de preguntas y reflexiones, pienso que tal acomodo de fonemas me resultan de verdad mi propia cara.

Recuerdo haber escrito, de chica,  poemas con palabras que rimaban, iba al diccionario, tomaba una palabra extraña y la rimaba con todo lo que se dejara creando un poema, muchas veces sin ton ni son. Vino entonces a mi, la tarea de hacer un compendio de  sonetos, (soneto es de esas palabras "especiales")  recuerdo que lo hice en una olivetti mecánica verde, tardé días enteros y leí un sin fin de sonetos, al final había entendido dos cosas:  el perfecto uso de eso que llamaban el papel borrador y que en un poema no bastaba con la rima. 

El tejido de un poema implica crear,  "poiesis". En el contexto en que uso la palabra creación, aparecen en mi memoria los haikus,  poemas que encierran una porción quizá no finita de belleza; retratan un sólo acto. No hay la perpetuidad ni la solemnidad de la historia, es sólo un instante, un momento que termina al borde de la última letra. 

"furuike ya
kawazu tobikomu
mizu no oto

el viejo estanque 
una rana ha saltado 
¡plop!"

"nozarashi o
kokoro ni kaze no
shimu mi kana

A la intemperie,
se va infiltrando el viento
hasta mi alma".

"ume ga ka ni
notto hi no deru
yama-ji kana

Aroma del ciruelo,

de repente el sol sale.
Senda del monte"



Y ¿qué decir de todos esos versos que saltan al aire en una noche de jaranas? 
Eso es poesía, el fandango, el son, un instante tras otro de creación.

"Mi vida si fueras rosa
te llevaría en el sombrero
pero como eres hermosa
en el corazón te llevo 
encarnada mariposa
hermosísimo lucero"

"...la falda de su encanto era un nido de versos que volaban al instante, sus manos mariposas que en el viento mostraron un afán de despedida, su cuerpo se quedó en el pensamiento del alma que recuerda entristecida ...."

¿Y este?  Me ha causado horas  y horas de placer. 

"Jarocha, sotaventina, 
mestiza, criolla, mulata, 
tu bamboleo me desata, 
como tormenta marina
 y mi trova repentina 
le canta al bendito dios
 que me prestó a mi la voz,
 que te dio a ti el sentimiento
que nos regaló el momento, 
para mirarnos los dos"

Y ¿qué decir de ese acto de la creación que pareciera que nos toma por sorpresa y nos hace escribir palabras que no pensábamos combinar? 

"Poesía, verdad, poema mío,
fuerza de amor que halló tus manos, lejos,
en un vuelo de junio pulió espejos
y halló en la luz la palidez, el frío.

Yo rebosé los cántaros del río,
paré la luz en los remansos viejos,
di órdenes a todos los reflejos;
Junio perfecto dio su poderío.

Poesía, verdad de todo sueño,
nunca he sido de ti más corto dueño
que en este amor en cuyas nubes muero.

Huye de mí, conviérteme en tu olvido,
en el tiempo imposible, en el primero
de todos los recuerdos del olvido."
(Carlos Pellicer Cámara)

Sí, ese momento cuando estamos al borde de un sentimiento que nos prende, que nos hace perder la noción del tiempo y quizá de la vida misma; ese momento en que un flujo inanimado de palabras fluyen por nuestra mano y rellenan el papel  forjando un mar de historias y sonidos. Ese momento en que quizá encontramos calma y dicha de saber que tenemos capacidad de decir lo que está dentro, que finalmente hemos encontrado coherencia entre lo que sale y lo que nace, aunque esa coherencia sea sólo nuestra, aunque seamos locos, errantes.

Aunque seamos destellos de luz perdidos en el desierto que aún no conocemos, piedras coloridas que ruedan para marcarle el camino a un gnomo, una canción que asombra al mundo, un instante de paz que va y viene como el mar que disfruta la tormenta y luego la vomita, un signo en el cielo que le arranca el beso al amante, una flor, un grito, la nada...


Aunque seamos las pizcas de un gigante que cocina la pasta, esa pasta que será poesía.






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