13.12.08

24 horas con Tona

24 horas con Tona y mucho más: una aceptable porción de helado, de libros, de comida y de Cuchara.Todo empezó el miércoles en la tarde, Tona y Eric esperaban ansiosos el 2x1 en los tacos, solo había que esperar la noche. Mientras Eric hacía un examen Tona y yo fuímos hasta mi casa a recoger uno de esos papeles que la burocracia me exigía el jueves muy temprano. Ya en casa, mi abuela, sus encantos y una pequeña gatita recién adoptada acapararon a Tona mientras yo hurgaba en el folder de papeles "importantes"; siempre he pensado que debería haber solo poemas en ese folder y no aquellas hojas que se suponen dicen qué soy y qué he hecho en la vida.
Un poco más tarde vimos a Eric en los tacos,ya lo extrañaba. Es un placer estar con ellos, ¡disfrutan tanto los tacos!. Pasada la prueba de los tacos, con coca, café y yogurt nos fuímos a refugiar a casa de Tona y Cuchara.Para la noche, La leyenda de 1900, excelente película que me cubrió de calma. La música encanta la pantalla mientras se entretejen finamente las historias que suceden en un barco de antaño. Pronto leeré el libro en que está inspirada: Novecento. La leyenda del pianista en el océano de Alessandro Baricco.
¡A dormir a las 3 de la mañana y a "despertar" a las 5 y media ! Había que estar temprano en la facultad.Imposible pensar a esa hora..Terminado el trabajo matutino, a desayunar y el momento de la aceptación: habríamos de estar en estado zombie toodo el día.Teníamos que ver a Pastrana en la tarde, nuestro tiempo sería invertido en recorrer librerías.
Adoro el olor a libros. Historias de Mozart en una cuaderno de notas y apuntamentos de éste genio, Mishima y un marino que perdió el mar, antiguos manuales de electrónica,enseñanzas de Gurdjieff,cuentos rusos, ... Encontramos una delicia en el Fondo de Cultura, un libro con toda la vida y obra de Remedios Varo. No había nada que nos impidiera sentarnos en ese sillón amarillo que tienen al fondo y pasar hoja por hoja de aquella joya llena de colores. Empezamos con las primeras obras y de repente había una sonrisa en cada rostro, "Transmisión ciclista en cristales", me causó una impresión azul, comenzaba a olvidar el sueño.
Seguía la aventura de colores
: "Icono", "Una visita inesperada"y el "El visitante" peculiar personaje que nos sorprendió en esa tarde otoñal.
Las pinturas seguían desfilando para el gozo de nuestros ojos:
"El valle de la Luna", "Tejedora de Verona", pensé en mi madre y en su continuo teje y teje, ésta pintura me habla de la creación, esa creación constante que en algún momento descubrimos.
"Cazadora de astros", "Catedral vegetal",
un detalle de esta obra me pareció realmente hermoso.
Para terminar con ese agasajo,una belleza, una verdadera belleza: "Les feuilles mortes".
Salimos encantados de ahí.
Y quizá bailando en El Sótano terminaron aquellas 24 horas.

No hay comentarios: