Citlaltepetl

El viaje comenzó muy temprano entre sueño y emoción.


Eric, Billy, Nico y yo partimos rumbo a las tierras del Citlaltepetl el viernes por la mañana.


El campamento estaba listo en la tarde. En la noche aquello era un cielo hermoso, entre dos estrellas había un centenar de ellas; la luz de los pueblos cercanos no mitiga la luz del cielo...Esa noche en el Valle sentí una vez más la profundidad del cielo.

Subimos en la madrugada del sábado al Volcán Sierra Negra a ver la hermosura de un amanecer. Comenzamos a caminar en una oscuridad abrazadora; los rayos de luna creaban dibujos de sombras en nuestros pies. Lentamente fueron creados los colores,había la promesa del sol, que por ahora solo dejaba ver las siluetas e imaginar. Llegué a la cima y poco después ví a Eric. Subimos juntos a la parte más alta para ver la creación de un día... Se pintaron lentamente,frente a nosotros, las cumbres de Maltrata y cada montaña que parecía vivir en un mar de nubes.
El sol salió.












Bajamos al Valle y nos encontramos con Javier y la mamá de Eric. Comenzamos la subida al refugio bajo los rayos del sol y con lo necesario para sobrellevar la noche y el hambre.


Ya en el refugio había cansancio y confusión, pero estábamos felices. Lo dijo alguien cuando llegamos: "estábamos en un lugar privilegiado "











En la madrugada del domingo un pensamiento en el aire era subir El Pico de Orizaba. Javier y yo nos unimos a una excursión que salió a las 3 am. Horas después logramos la cima. Demasiada belleza frente a mis ojos.











Regresamos el domingo por la tarde encantados por el Cerro de la Estrella. Mi ser entero era un regocijo.